De cómo las Galápagos nos enseñan que la migración y la diversidad son importantes para el desarrollo científico, la innovación y la economía
Cada vez que junto a mis hijos más pequeños disfrutamos del corto animado de Pixar, LAVA, no puedo evitar recordar las Islas Galápagos, las que conocí cuando también era un niño. El corto, es una buena ilustración de cómo se forman este tipo de islas.
Las Galápagos son un conjunto de islas a casi 1000 km de las costas del Ecuador (el país) y las atraviesa el Ecuador (el paralelo Cero o latitud 0°). Estas islas surgieron a partir de erupciones volcánicas en el mismo Océano para conformar un archipiélago dueño de una riqueza natural única en el mundo. Hasta las Islas Galápagos llegó en 1835 el Beagle trayendo a bordo a un joven naturalista llamado Charles Darwin. En este conjunto de islas poco visitadas en aquella época — al que después el científico se referiría como “Un pequeño mundo en sí mismo” — , Darwin encontró tal diversidad de especies que después de estudiarlas en detalle, retornaría a Inglaterra con la evidencia empírica de que posiblemente las especies no son estáticas sino que mutan en el tiempo según las condiciones en las que habitan. Entre otras cosas, había descubierto especies de ruiseñores (mockingbird) que eran distintas de las especies del continente. Parecían haber variado para adaptarse a la vida en la isla. Años más tarde, publicaría su Teoría de la Evolución basada en selección natural.
Entre las teorías que estudian cómo las islas Galápagos alcanzaron tal nivel de diversidad, vale decir, cómo se poblaron de tanta cantidad de especies, una de las más aceptadas es aquella que plantea que, en sus 8 millones de años de existencia, fueron llegando especies migrantes que en su momento se extraviaron de su grupo de origen, de su colectivo. Estas migraciones accidentales — o provocadas en algunos casos — fueron incrementando la diversidad de especies de las islas del archipiélago.
Posteriormente, estas especies se fueron adaptando a las nuevas condiciones de su hábitat, islas volcánicas lo suficientemente alejadas del continente como para encontrar el camino de vuelta. Este es el caso de la icónica iguana marina, que es una especie de iguana cuyos ancestros, los que arribaron a las Galápagos, eran de tierra. La iguana marina, obtiene su alimento del interior del mar ya que cuenta con una morfología evolucionada para mantenerse bajo el agua por varios minutos, a diferencia de la iguana terrestre o del continente. Las islas Galápagos son el ejemplo viviente de la diversidad que acarrea la migración y las dos semanas que Darwin las estudió, se consideran por algunos como las dos semanas posiblemente más importantes en la historia de la ciencia.
La diversidad de especies, ha sido ampliamente estudiada por científicos de la naturaleza, tales como ecologistas o biólogos. Las medidas típicas de diversidad como riqueza (cantidad de especies), concentración (Simpson) o especie dominante (Berger-Parker), nos entregan información importante respecto de cómo está compuesto un hábitat. Otras medidas, más complejas, como la de Rao, explican qué tan distintas (diferentes o dispares) entre sí, son las especies que habitan un ecosistema (para más detalle consultar nuestro package para R, diverse).
Esta práctica de medir diversidad que ha sido común por varios siglos en el área de las ciencias naturales, se ha ido transfiriendo — en las últimas décadas — también a las ciencias sociales y las ciencias exactas. Por ejemplo, se puede medir qué tan diversos y complejos son los productos que un país exporta, o qué tan diversas son las áreas de la ciencia entre sí (un mapa de la ciencia). Estas medidas son relevantes porque nos entregan información de cuán desarrollada está la economía de un país o cuáles son las áreas de la ciencia que una institución o un país puede potenciar.
Respecto de producción científica, en esta animación se presenta la evolución de áreas de la Ciencia que ha ido cultivando MIT desde la década de los 80 hasta el año 2012. La imagen corresponde al Research Space en clasificación (de la ciencia) UCSD y los colores representan nivel de producción en porcentaje de papers. El Research Space es un mapa de la ciencia que, basado en producción científica, explica cuán relacionadas cercanas/distantes se encuentran las áreas de la ciencia entre sí (ver nuestro artículo de 2016 para más detalle). Utilizando su estructura podemos medir y predecir la diversidad productiva en ciencia, de instituciones y naciones.
Estas nuevas formas de medir la diversidad (complejidad) de la Economía de un país, por ejemplo, están correlacionadas con la riqueza y la desigualdad de ingreso. Por tanto, conviene estudiar cómo potenciar lo que en economía se conoce como diversificar la Economía.
Gozar de una Economía diversificada, al igual que cultivar una amplia gama de áreas de la ciencia, requiere no solamente de políticas públicas y de industrias o universidades variadas y complejas, sino también de equipos más diversos. De ahí que se discuta ampliamente sobre la necesidad de incentivar la diversidad en los equipos que trabajan en industrias creativas con fines de innovación o investigación.
En las universidades es común hablar de multidisciplina o transdisciplina, sin embargo, la diversidad va más allá de la sola disciplina y tiene que ver también con otros aspectos, más bien sociales, como nacionalidad, cultura o género. Los científicos han comprendido esto hace muchos años y se viene llevando a la práctica en colaboración internacional que es cada vez más vibrante además de aplicarse a la conformación de grupos de investigación, como el grupo Collective Learning de MIT MediaLab cuyo director publicó este Tweet en la campaña #scienceisglobal de 2016 para connotar la diversidad cultural y geográfica de los miembros de su equipo.
Lo opuesto a la diversidad, sucede en los ecosistemas devastados o sobre-explotados, en los monopolios y en las organizaciones tipo maquinaria-jerárquica como la milicia o la industria extractiva donde conviene reducir toda diferencia para procurar la uniformidad y la obediencia. Esto permite contar con seres que son piezas unifuncionales de una máquina gigante. Por otro lado, la diversidad contraviene la concentración y la uniformidad, por ello, muchas veces es incómoda, se considera peligrosa o se castiga.
Respecto de la industria extractiva, en Latinoamérica, basta ver la industria del salitre en el Chile de inicios del siglo XXI, o la industria del banano en la Colombia de la misma época. En ambas industrias, la obediencia se escribió a fuego, tal como lo graficaron en cada país Hernán Rivera Letelier y Gabriel García Márquez — guardando los límites de lo mágico.
En la misma línea, de desarrollo productivo, recientemente hemos encontrado una correlación positiva entre industrias menos diversas (complejas) y mayores niveles de desigualdad de ingreso. Los PGI o índice desigualdad aplicable a productos — y las industrias que los producen — , tienden a ser más altos para industrias menos diversas (complejas), como las industrias de extracción de recursos naturales. Por ejemplo, en Chile, antiguamente el salitre, actualmente el Cobre, cuyo valor bordea el 0.5, mientras que para industrias de mayor diversidad, como la industria de producción de piezas para máquinas de papel, es solo del 0.33 (ver más detalles en nuestro artículo Linking Economic Complexity, Institutions and Income Inequality)
Por todo lo que he mencionado, no deja de ser preocupante cuando una nación se niega a la diversidad, no solo a nivel de ciudadanos sino también a nivel de autoridades. Para graficarlo, con un tema de actualidad, podemos revisar este irónico tweet, en el que el autor comenta la pobre diversidad de los altos directivos de la administración Trump.
Para un país que se ha construido en base a la migración, como los Estados Unidos, resulta poco comprensible cerrarle la puerta a la diversidad. En este video, Bloomberg hizo un breve recordatorio de empresas que no existirían en EEUU sin la presencia de migrantes.
Volviendo a la Ecología y a las Galápagos, por supuesto que la irrupción desmedida de especies no nativas afecta el ecosistema (revisar medida Berger-Parker o epidemia de ratas) pero demonizarla, temerle, estigmatizarla o condenarla — a priori — , atenta contra la diversidad que, como las Galápagos nos enseñan, se construye en buena medida en base a la migración.